sábado, 10 de septiembre de 2011

Eiti Leda - Serú Girán

En este sábado quiero compartirles un poco de la mejor música -a mi criterio- que ha nacido en estos, mis pagos. Ojalá les guste. Que lo disfruten.


 Eiti Leda

Quiero verte la cara
brillando como una esclava negra
sonriendo con ganas, nena.
Lejos, lejos de casa
no tengo nadie que me acompañe a ver la mañana.
Y que me de la inyección a tiempo,
antes que se me pudra el corazón.
Y calienten estos huesos fríos, nena.
Quiero verte desnuda
el día que desfilen los cuervos que han sido salvados, nena.
Sola en una autopista,
que tenga infinitos carteles
que no digan nada.
Y realmente quiero que te rías
y que digas que es un juego nomás
o me mates este mediodía, nena.
Entrando al cuarto
volando bajo
la alondra ya está cerca de tu cama, nena.
Quiero quedarme, no digas nada
espera que las sombras se hayan ido nena.
No ves mi capa azul
mi pelo hasta los hombros,
la luz fatal, la espada vengadora,
No ves que blanco soy, no me ves.
No ves que blanco soy, no me ves.
Quiero quemar de a poco
las velas de los barcos anclados
en mares helados, nena.
Este invierno fue maloy creo que olvidé mi sombra en un subterráneo.
Y tus piernas cada vez más largas
saben que no puedo volver atrás,
la ciudad se nos mea de risa, nena.

lunes, 5 de septiembre de 2011

A la Imaginación (To imagination) - Emily Brontë

Cuando agotados de la extensa jornada,

Y del terrenal cambio del dolor por el dolor,
Perdida, dispuesta a la desesperación,
Tu cálida voz me convoca de nuevo;
Mi sincero amigo, nunca estoy sola
Si tu presencia y ese tono me acompañan.

Sin esperanzas descansa el mundo sin tí,
El mundo sin este doble de mí;
Tu mundo de astucias, odios y duda,
De frías sospechas sin lugar,
Donde tú, yo y la Libertad
Disfrutan una soberanía muda.

Lo que importa es que todo alrededor,
Peligro, angustia y oscuridad,
No rompen las cadenas de nuestra soledad
Donde habita el cielo en su esplendor,
Alimentado por diez mil rayos eternos
De soles que no han conocido el invierno.

La Razón sin dudas habrá de objetar
Por la triste realidad de la naturaleza,
Explicando que el sufrimiento del corazón es vano,
Y que sus preciados sueños deben perecer;
La Verdad con rudeza busca asolar
Las flores de la fantasía que tímidas asoman.

Pero tú siempre serás el que trae
Las cerradas visiones que retornan,
El aliento de nuevas glorias caídas en primavera,
Llamando a la vida de la muerte,
Susurrando con la divina voz
De un mundo real y brillante como tú.

No confío en la dicha de tu fantasma,
Pero en las horas quietas de la noche,
Con un incesante agradecimiento
Te doy la bienvenida, bendito aliento,
Fiel asistente de los humanos deseos,
La más brillante esperanza
Allí donde la esperanza muere.